Quienes siguen la escena política brasileña se han acostumbrado al uso del término polarización como explicación para casi todo lo que hemos vivido en los últimos años. El término describe el momento político en el que nos encontramos, en el que al menos dos grupos políticos distintos compiten por el poder y la narrativa política. En Brasil, podemos dividir esta polarización en dos bloques ideológicos distintos: la izquierda y la derecha. Sin embargo, la polarización en sí no es algo nuevo ni necesariamente perjudicial para la democracia. En Brasil, después de la dictadura, vimos un ambiente polarizado entre la izquierda y la derecha en todas las elecciones, y esto no significaba una erosión de la democracia. Más bien al contrario, proyectos políticos antagónicos se complementaban y juntos construyeron un centro democrático que alternaba entre el centro-derecha y el centro-izquierda.
Con la llegada de la llamada "ola rosa" a principios de la década de 2000, los partidos de izquierda llegaron al poder de manera democrática en gran parte de América Latina. En Brasil, esto significó la llegada del Partido de los Trabajadores al poder. Sin embargo, sin que los partidos de derecha se convirtieran en minoría en la política brasileña, el centro-derecha se alineó con el gobierno. Al mismo tiempo, la oposición al gobierno de grupos más a la derecha se volvió más prominente y vocal durante este período.
El PT, al tratar de evitar enfrentamientos, acomodó a gran parte de la clase política brasileña. El PSDB, el partido que había gobernado el país durante ocho años, lideró la oposición y se movió progresivamente hacia la derecha, adoptando discursos más conservadores. El fortalecimiento de la derecha intensificó el discurso y los grupos de extrema derecha, que combinaron el fundamentalismo religioso, el discurso ultraliberal en la economía y una forma renovada de anticomunismo. La derecha, en sus diversas facetas, redefinió el debate público en Brasil, desafiando consensos establecidos desde el final de la dictadura militar. Poco a poco, el ambiente político rompió consensos fundamentales para nuestra democracia. El primer gran paso fue la solicitud de recuento de votos presentada por el PSDB en la segunda vuelta de las elecciones de 2014, que tuvo la menor diferencia de votos hasta ese momento.
En medio de todo esto, hubo una democratización del acceso a Internet y el auge de las redes sociales, que se convirtieron en la plaza pública del debate político y en la principal forma de movilización de grupos políticos. La corrupción se convirtió en un tema central, con el PT siendo singularmente culpado por muchos. La clase media, en particular, se sintió amenazada por las políticas progresistas que se estaban implementando, viendo desafiada su posición relativa en la sociedad.
Entre 2014 y 2018, hubo un gran deterioro del clima político brasileño, acompañado de una crisis económica, lo que provocó un malestar popular alimentado por la insatisfacción con la economía y el aumento del costo de vida. Esto resultó en el juicio político de la entonces presidenta Dilma Rousseff. Es precisamente en este período cuando se fortaleció la extrema derecha en línea, fortalecida principalmente por el aumento del antipetismo y facilitada por la falta de moderación de contenido en las principales plataformas de redes sociales, lo que permitió un aumento en la difusión de discursos de odio y desinformación.
La desinformación es un fenómeno cada vez más común en las últimas décadas. El desarrollo de Internet y las redes sociales facilitaron la difusión de información falsa y sesgada, lo que tiene un impacto negativo considerable en la democracia y los procesos electorales.
En este escenario, los actores institucionales desempeñan un papel crucial en la contención de la desinformación y la promoción de los ideales democráticos. En el contexto brasileño, el Tribunal Superior Electoral (TSE) es un actor destacado, responsable de salvaguardar la integridad de las elecciones, y sus notables esfuerzos se han destacado en los eventos recientes del país. A través del Programa de Enfrentamiento a la Desinformación, el TSE lleva a cabo iniciativas destinadas a fomentar la educación y la conciencia pública sobre este tema apremiante.
Además del TSE, otros actores institucionales también desempeñan roles significativos en la lucha contra la desinformación. El Ministerio Público, por ejemplo, desempeña un papel fundamental al investigar y sancionar delitos relacionados con la difusión de información falsa que tiene como objetivo difamar a individuos y entidades.
En Brasil, los episodios recientes de la coyuntura política evidencian una realidad preocupante con la promoción de acciones antidemocráticas.
Esto ocurrió incluso por parte de la presidencia, que surgió como uno de los principales promotores de acciones que amenazan la democracia en Brasil. A través de discursos y eventos públicos, el gobierno de Bolsonaro cuestionó repetidamente la integridad de las elecciones y la autonomía del Poder Judicial. Estas declaraciones sirven de justificación para los partidarios que, a su vez, se involucran en actos antidemocráticos, como los eventos del 7 de septiembre de 2021 y 2022, en los que hubo intentos de invasión del Congreso Nacional y del Tribunal Supremo Federal.
El TSE, por su parte, ha surgido como una figura central en la oposición a Bolsonaro y sus esfuerzos para desestabilizar la democracia. El tribunal, constantemente blanco de ataques por parte del entonces presidente, fue acusado de parcialidad y de tener motivaciones para manipular las elecciones. Estos ataques fueron acompañados por un intento de aislar al Poder Judicial, ya que el gobierno dirigió su retórica no solo al TSE, sino también al Tribunal Supremo Federal, al Ministerio Público y al Congreso Nacional.
Algunos eventos destacados, como los actos antidemocráticos de septiembre de 2021 y 2022, establecen momentos históricos en la intersección entre la democracia y la desinformación en Brasil. Estos eventos, instigados por el entonces presidente, destacan la capacidad de la desinformación para catalizar acciones antidemocráticas.
Estos ataques han sido acompañados por un movimiento para aislar al Poder Judicial. Este movimiento también es resultado de la desinformación, que se ha utilizado para desacreditar las instituciones democráticas.
En resumen, la lucha contra la desinformación es fundamental para la preservación de la democracia y la integridad de las elecciones. La participación de los actores institucionales es crucial en esta misión, al igual que la movilización de toda la sociedad para este fin.
Ante todo este panorama, el Tribunal Superior Electoral (TSE) ha actuado en diversas áreas contra los ataques al proceso electoral. En 2019, el Tribunal creó el Programa Permanente de Enfrentamiento a la Desinformación, que establece asociaciones con redes sociales, instituciones públicas y privadas, entre otros actores relevantes, con el objetivo de reducir las noticias falsas y ampliar el alcance de la información verídica y oficial.
Una de las principales herramientas para combatir la información falsa fue la asociación con las principales plataformas digitales, excepto Telegram, en febrero de 2022. El acuerdo incluyó iniciativas y estrategias que las empresas se comprometieron a seguir, como la eliminación de contenidos identificados como falsos y la creación de etiquetas para los contenidos oficiales del TSE. La no participación inmediata de Telegram en el acuerdo se debió a la falta de cumplimiento de la plataforma con las decisiones judiciales brasileñas, lo que resultó en el bloqueo de la aplicación. Sin embargo, la suspensión provocó un cambio en la postura de la plataforma, que pronto se unió al acuerdo de colaboración con el Tribunal Electoral. La asociación fue un hito importante para Brasil, ya que en ese momento fue el primer órgano electoral en el mundo en firmar un acuerdo de este tipo con la empresa.
Además de las iniciativas destinadas a crear conciencia en la población, el TSE emitió la primera decisión sobre un caso de ataques a las urnas por parte de políticos. El político en cuestión fue el diputado estatal Fernando Francischini, en ese momento del PSL/PR, y la decisión, emitida a fines de octubre de 2021, revocó el mandato del parlamentario y lo hizo inelegible por ocho años. La decisión fue objeto de recurso por parte del diputado, que inicialmente fue acatado de manera provisional por el ministro Nunes Marques, pero en el Supremo Tribunal Federal (STF), su voto fue derrotado.
En respuesta a las narrativas falsas, el Tribunal también creó entornos de transparencia, como la apertura de la sala de totalización de votos para interesados como entidades de supervisión y representantes de partidos políticos, la creación de la Comisión y el Observatorio de Transparencia de las Elecciones, respectivamente, CTE y OTE, con participación de la sociedad civil y el Test Público de Seguridad (TPS) del Sistema Electrónico, que contó con una cantidad récord de investigadores en las Elecciones Generales de 2022. Todo esto contribuyó a reducir la descredibilización del sistema electoral, basado en datos, estudios y pruebas de la confiabilidad del proceso.
Los esfuerzos del Tribunal Electoral fueron fundamentales para reducir la propagación de las narrativas desinformativas en Brasil.
Después de la primera vuelta de las Elecciones Generales, que a pesar de ser aparentemente tranquila, estuvo llena de desinformación en los medios de comunicación, los días siguientes llevaron a Brasil a enfrentar un acontecimiento inesperado. El 30 de octubre de 2022, día en que se celebró la segunda vuelta de las elecciones brasileñas, a pesar de la prohibición del TSE de operaciones relacionadas con el transporte de votantes, la Policía Federal de Carreteras (PRF) realizó controles, principalmente en la región del Nordeste, donde el actual presidente Lula recibió la mayoría de los votos, y realizó inspecciones en varios autobuses responsables del transporte de ciudadanos que deseaban ejercer su derecho al voto.
En este contexto, a pesar de las numerosas preocupaciones de los legisladores y otros políticos, el Tribunal Electoral optó por no retrasar el horario de votación. A pesar de ello, el presidente del Tribunal, el ministro Alexandre de Moraes, notificó al director general de la PRF en ese momento, Silvinei Vasques, y concluyó que ningún autobús regresó a su punto de origen, por lo que no hubo perjuicio para los votantes. El exdirector fue arrestado en agosto de 2023 por interferir en las elecciones.
El resultado de las elecciones vino acompañado de la continuación de los discursos, sin evidencia alguna, de fraude en las urnas electrónicas. Esta narrativa, junto con otras desinformaciones difundidas y la violencia prepotente de la derecha, desencadenaron los ataques a la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia el 8 de enero de 2023. En esa ocasión, el Congreso Nacional, el Tribunal Supremo Federal (STF) y el Palacio del Planalto fueron invadidos y vandalizados por terroristas. El episodio marcó la amenaza más violenta y grave a la democracia brasileña. Los ataques están siendo investigados en investigaciones que se están llevando a cabo en el STF y en la Comisión Parlamentaria Mixta de Investigación (CPMI). El movimiento se había estado gestando semanas antes a través de un campamento frente a la sede del Ejército. Posteriormente, se sumaron alrededor de 4,000 personas que llegaron en autobuses desde otros estados. El daño ascendió a aproximadamente R$ 4.3 millones, según un informe del actual Gobierno Federal enviado a la CPMI.
En parte, la responsabilidad de esta situación se atribuyó a las plataformas digitales que, a pesar de poder hacerlo, no tomaron medidas para controlar el contenido de incitación a la violencia difundido en las redes y las acciones de los terroristas coordinadas virtualmente. Además de las plataformas y las personas que llevaron a cabo estas conductas, la Policía Federal, a través de la Operación Lesa Pátria, está investigando a los responsables de financiar los actos antidemocráticos que paralizaron a Brasil el 8 de enero.
Haciendo un breve análisis histórico, es importante recordar la solicitud de auditoría del sistema electoral presentada por el partido PSDB. La solicitud se produjo después de las elecciones presidenciales de 2014, en las que Dilma Rousseff (PT) compitió en la segunda vuelta con Aécio Neves (PSDB). Al final de la auditoría, el partido emitió un informe en el que afirmaba no haber encontrado fraude en el proceso electoral, pero argumentaba que el sistema electoral no permitía una "auditoría externa independiente" y sugirió la adopción del voto impreso para verificar los votos.
Los cuestionamientos sobre la integridad del proceso electoral y las solicitudes de voto impreso fueron discursos que resonaron en otros partidos de derecha y, sobre todo, en las Elecciones Generales de 2022.
Brasil ha enfrentado desafíos significativos relacionados con la desinformación electoral a lo largo de los años. Sin embargo, gracias al incansable trabajo de figuras clave e instituciones comprometidas, el país ha visto un esfuerzo continuo para combatir este problema y garantizar la integridad de las elecciones. En este texto, discutiremos cómo líderes e instituciones están trabajando para combatir la desinformación electoral en el país.
Como se mencionó anteriormente en el diagnóstico, entre 2019 y 2022, Brasil estuvo presidido por Jair Bolsonaro. El presidente a menudo afirmaba, sin evidencia sustancial, que las elecciones en Brasil eran susceptibles de fraude. Esto ocurrió en varias ocasiones, incluyendo acusaciones de que el sistema de voto electrónico era vulnerable a manipulaciones. La sugerencia del presidente era que, a partir de las elecciones de 2022, el voto se emitiera en papel e se depositara en una urna de acrílico. Además, Bolsonaro generó conflictos públicos con el STF a través de duras críticas a sus miembros, alegando que actuaban de manera parcial e interferían en sus poderes presidenciales. En medio de estos ataques, incluso se plantearon sugerencias de un posible cierre de las instituciones democráticas brasileñas, como el propio STF y el Congreso Nacional.
Para fortalecer sus ideales, el gobierno de Bolsonaro buscó apoyo en diferentes sectores de la sociedad, incluyendo militares, empresarios y otros organismos públicos como el Ministerio Público, la Policía Rodoviaria Federal y la Policía Federal. Esta búsqueda de apoyo se realizó mediante el nombramiento de militares en puestos clave de su gobierno, políticas de desregulación y reducción de impuestos para ganarse al sector empresarial, y negociaciones con líderes del Congreso Nacional a cambio de apoyo político, entre otras estrategias. Estos intentos de movilización tenían como objetivo principal debilitar instituciones críticas de control y equilibrio de poder, como el STF, y promover agendas específicas del gobierno.
Para hacer frente a estos intensos ataques, el Tribunal Superior Electoral (TSE) contó con una serie de ministros que se han dedicado de manera constante a combatir la desinformación. Con más prominencia, los ministros Carmen Lúcia, Luís Roberto Barroso, Edson Fachin y Alexandre de Moraes han liderado esfuerzos de manera continua y gradual para fortalecer la democracia y garantizar la integridad de las elecciones.
Con el fin de legitimar el proceso electoral y asegurar el apoyo político de la sociedad, la Justicia Electoral buscó ampliar el diálogo con otras instituciones públicas, la sociedad civil y otros interesados en el debate. Además de promover la transparencia, el objetivo era proporcionar conocimiento a la población para equipar a los ciudadanos con la información necesaria para pensar de manera crítica y basarse en noticias oficiales.
En 2021, frente a las narrativas desinformativas aplaudidas por el presidente en ese momento, se creó la Comisión y el Observatorio de Transparencia de las Elecciones, respectivamente CTE y OTE, ambos con el objetivo de acercar a la sociedad al proceso electoral. La Comisión, compuesta por expertos en tecnología y representantes de instituciones públicas como las Fuerzas Armadas y la OAB, así como de la sociedad civil, se encarga de supervisar el desarrollo y las auditorías de los sistemas electorales y de planificar acciones de transparencia. Por su parte, el Observatorio colabora con la CTE. Estos comités, en conjunto, propusieron acciones que luego se incorporaron al Plan de Acción para la Ampliación de la Transparencia del Proceso Electoral, otra herramienta creada por el TSE para democratizar el acceso a la Justicia Electoral.
Entre las acciones del Plan de Acción, destacan la mejora del Test Público de Seguridad (TPS), con un aumento en la cantidad de investigadores y el tiempo para acceder a los códigos fuente, así como los Tests de Integridad de las Urnas, que aumentaron el número de urnas sometidas a esta auditoría.
También en 2021, el TSE organizó dos audiencias públicas con amplia participación para debatir los borradores de resoluciones que sirvieron de base para las Elecciones de 2022. El fenómeno de la desinformación fue un tema ampliamente discutido en el debate, que contó con la participación de expertos, autoridades públicas, representantes de la sociedad civil y otros interesados. Entre las resoluciones aprobadas por el Tribunal, destaca la Resolución nº 23.671/2021, que prohibió la divulgación de "hechos claramente falsos o gravemente descontextualizados que afecten la integridad del proceso electoral". En caso de que se cometiera esta conducta, el texto prevé que el tribunal electoral ordene el cese de la infracción, sin perjuicio de una posible responsabilidad penal, abuso de poder y uso indebido de los medios de comunicación. Además, esta resolución prohibió la contratación de influyentes para realizar publicaciones de carácter electoral e incorporó reglas sobre protección de datos personales.
La Justicia Electoral también se dedicó a llevar a cabo conversaciones, asociaciones y debates a nivel internacional. En 2021, se celebró el Segundo Seminario Internacional sobre Desinformación y Elecciones. En 2022, la Asesoría Especial de Enfrentamiento a la Desinformación, una iniciativa del TSE en la lucha contra las falsas narrativas, lideró una misión del tribunal en países europeos para fortalecer estrategias y compartir experiencias sobre el tema. El Tribunal Electoral también organizó una sesión con diplomáticos extranjeros para invitarlos a seguir las elecciones brasileñas y participó en una reunión en el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para recibir el informe final de los observadores que siguieron las Elecciones Municipales. La Justicia Electoral brasileña fue elogiada en el informe en cuestiones de seguridad y combate a la desinformación.
Además, el Programa de Enfrentamiento a la Desinformación, creado en 2019 y convertido en permanente en 2021, desempeñó un papel fundamental en el fortalecimiento de la comunicación entre la Justicia Electoral y las plataformas digitales, la sociedad civil y otros organismos públicos. Aunque no fue una estrategia suficiente para abordar el fenómeno de la desinformación, a través de él, el Tribunal firmó acuerdos de cooperación con las plataformas, lo que fue esencial para abrir el diálogo con las empresas y acercarlas a Brasil.
Además, el TSE estableció precedentes jurídicos sólidos. En el caso de las empresas que no cooperaban y no cumplían las decisiones judiciales, el Tribunal Electoral hizo innumerables intentos de diálogo. Sin embargo, en el caso de Telegram, que desobedeció repetidamente las órdenes de suspensión de las actividades de Allan dos Santos, bloguero responsable de numerosos ataques a las instituciones y la democracia brasileña, la solución fue ordenar el bloqueo de la aplicación en todo el territorio nacional en marzo de 2022. La decisión fue revocada dos días después, debido al cumplimiento de la orden por parte de la plataforma.
Más allá de ser un precedente importante, el bloqueo cambió la postura de la plataforma, que días después se unió al Programa Permanente de Enfrentamiento a la Desinformación. Cabe destacar que el Programa promovió avances no solo en la postura de Telegram, sino también en términos de transparencia con todas las demás empresas asociadas, que pasaron a tener un diálogo con el Tribunal Electoral.
Otro precedente en el ámbito electoral fue la destitución del legislador Fernando Francischini, en ese momento del PSL/PR, que realizó ataques al sistema electoral, insinuando fraudes sin pruebas en las urnas electrónicas. Este caso estableció un precedente de referencia para frenar otras prácticas de desinformación por parte de ocupantes de cargos públicos.
El STF, por su parte, al comienzo del mandato presidencial de Jair Bolsonaro en 2019, inició lo que se conoce como la investigación de las fake news (Inq nº 4781), con el objetivo de investigar noticias falsas y otras conductas en el campo de la desinformación y las amenazas a la democracia. La investigación, que ha sido objeto de críticas por parte de la derecha, tiene a Bolsonaro como uno de los investigados.
Por otro lado, la sociedad civil y los influencers brindaron apoyo a través de documentos, manifiestos, transmisiones en vivo, materiales para redes sociales y otras acciones en apoyo a la legitimación de la Justicia Electoral. El Pacto por la Democracia, una iniciativa de la sociedad civil que reúne a más de 150 organizaciones, grupos y movimientos, elaboró dos manifiestos dirigidos a la protección de la democracia en las Elecciones de 2022: (i) "Un pacto por elecciones libres, íntegras y pacíficas en 2022"; y (ii) "Ejerza el voto, respete el proceso y elija la democracia", firmado por más de 100 organizaciones con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre la veracidad de los resultados de las urnas electrónicas. Además, la Coalición Derechos en la Red (CDR), una red de más de 50 entidades que trabaja en cinco ejes relacionados con los derechos digitales, y la Sala de Articulación contra la Desinformación, una iniciativa que reúne a la sociedad civil y entidades académicas, presionaron a las plataformas digitales para que adecuaran sus políticas y términos de uso al contexto electoral brasileño y la necesidad de regulación de estas empresas en Brasil. En agosto de 2022, dos meses antes de las elecciones, la CDR organizó un seminario multisectorial para tratar los derechos digitales en el contexto electoral, que contó con representantes de partidos políticos, el TSE e instituciones que presentaron sus manifiestos en defensa del proceso electoral.
Además, los influencers también estuvieron en el centro de los debates. El youtuber Felipe Neto, que tiene millones de seguidores en sus redes sociales, protagonizó los debates y luchó activamente contra la desinformación y a favor del sistema electoral brasileño.
Los verificadores de hechos también desempeñaron un papel fundamental en la lucha contra la desinformación electoral. Páginas como Lupa, Estadão Verifica y Aos Fatos fueron esenciales para evitar la difusión de información falsa y se destacaron por ser herramientas de verificación de noticias a través de fuentes oficiales y confiables. El propio TSE desarrolló "Fato ou Boato", una iniciativa que forma parte del Programa de Combate a la Desinformación y que realizó asociaciones con agencias de verificación para promover la difusión de información verídica.
Es importante destacar que estos esfuerzos combinados de líderes, instituciones gubernamentales, sociedad civil y verificadores de hechos jugaron un papel crucial en la lucha contra la desinformación electoral en Brasil. A pesar de los desafíos, se han tomado medidas significativas para garantizar la integridad del proceso electoral y promover la democracia en el país.
Acceda a proyectos realizados por varias organizaciones y personas, con un único objetivo: exponer y reducir los daños de la desinformación electoral en este país.
Iniciativa que produjo y difundió información confiable sobre el proceso electoral brasileño. Realizado por el Instituto Vero.
Observatorio de los términos de uso de las plataformas con enfoque en las elecciones de 2022. InternetLab.
Podcast sobre Internet y elecciones en Brasil. Realizado por la Folha de SP.
Curso de protección contra la desinformación y el odio para candidatas. Instituto Alziras.
Accede a guías educativas en diversos formatos, siempre con el propósito de brindar más visibilidad e información sobre el fenómeno de la desinformación electoral en este país.
Comprenda qué principios deben tenerse en cuenta cuando los influencers participan en campañas electorales en 2022. InternetLab.
El proyecto del TSE reúne una serie de guías educativas sobre el fenómeno en Brasil.
Una guía práctica para administradores públicos y usuarios. Realizada por el Comité Gestor de Internet (CGI.br).
¿Cómo afecta la desinformación electoral a cada país de América Latina? En esta sección, puedes acceder a guías que abordan los impactos de la desinformación electoral y las estrategias para combatir este fenómeno por país. Las guías son proporcionadas por organizaciones de la sociedad civil del país analizado.